"Ángel del Señor, que por orden de
su piadosa providencia eres mi guardián, custódiame en este día ilumina mi
entendimiento, dirige mis afectos, gobierna mis sentimientos, para que jamás
ofenda a Dios Señor. Amen.
Angel de mi guarda,
mi dulce compañía,
no me desampares
ni de noche ni de día,
hasta que me
pongas
en los brazos de Jesús, José y
María.
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Angele Dei,
qui custos es
mei,
me tibi commissum
Pietate Superna,
illumina, custodi,
rege et guberna.
Amen.
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«Ángel santo de la guarda, compañero
de mi vida, tú que nunca me abandonas, ni de noche ni de día. Aunque espíritu
invisible, sé que te hallas a mi lado, escuchas mis oraciones, y cuentas todos
mis pasos. En las sombras de la noche, me defiendes del demonio, tendiendo sobre
mi Ángel de Dios, que yo escuche, tu mensaje y que lo viva, que vaya siempre
contigo, hacia Dios, que me lo envía. Testigo de lo invisible, presencia del
cielo amiga, gracias por tu fiel custodia, gracias por tu compañía».
DOCTRINA DE SANTO
TOMAS
Santo Tomás de Aquino divide los
Coros angélicos en nueve categorías diferentes: «Los Serafines, Querubines y
Tronos, forman la corte de la Santísima Trinidad; las
Dominaciones presiden el gobierno del Universo; las Virtudes, la fijeza de las
leyes naturales; las Potestades refrenan el poder de los demonios; los
Principados protegen a los reinos y naciones; los Arcángeles defienden a las
comunidades menores, y los Ángeles guardan a cada uno de los
hombres».
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